Hace muchos años que renuncie al
uso de productos cosméticos convencionales porque tanto como para mi
alimentación, en el cuidado de mi piel y cabello, las listas interminables de
químicos y sustancias cuyo nombre no puedo pronunciar me hacen tener miedo de
los posibles efectos secundarios. Con la llegada de Amani, mi deseo de eliminar
todo químico de nuestra casa y de nuestro uso corriente ha crecido. Las cremas
contra coceduras que me regalaron en el hospital las regale y lo único que ha
tocado la piel de mi hija ha sido mi mezcla maravilla - manteca de cacao, coco
y jojoba. Con la misma mezcla me hice masajes despues del parto y la uso para
hidratar mi pelo, antes de lavarlo.
Conoci tambien el maravilloso aceite de argán, el oro de los
aceites lo llaman - regalado por mi mama, en una botella de vidrio traída
desde Rumanía. He descubierto el aceite de almendras y la manteca de karité y frente a sus poderes mágicos
hago una reverencia, en signo de respeto.
Todos estos aceites y mantecas se encuentran en Santiago en
tiendas especializadas pero siempre me parecieron muy caros. A mi no me gusta
la idea de productos de lujo. Nada que la naturaleza en su generosidad nos
regala no debería ser producto de lujo. Pertenece a todos los seres.
Por eso tuve la iniciativa de este emprendimiento para abrir una
puerta hacia lo natural, lo simple y lo mágico. Hacia la sanación a
través de remedios naturales y no químicos especialmente para
nuestros bebes y su piel tan sensible, pero también para nosotras, madres y
mujeres hermosas. Una puerta que no es de oro, no es lujosa. No pide mucho, solo un poco, a cambio de un trabajo modesto.
La puerta que abro es también una puerta que quiere devolver al
mundo todas las fortunas que yo recibo. Por eso decidí que toda ganancia de
este emprendimiento no la voy a guardar para mi, si no que la voy a devolver.
La manteca de karité con cual hago mis cremas mágicas viene desde Senegal - las
mujeres africanas, madres como nosotras, recolectan los frutos del árbol de
ghariti para secarlos y después molerlos.
Esta manteca se da la vuelta al mundo para llegar en mis manos. Yo
la mezclo, también con mis manos, tal como lo hicieron las
senegalesas, la lleno de mi energía y amor de madre y le añado otros
aceites curadores.
Las ganancias de la venta de cremas las quiero mandar de vuelta a
Africa. Pero no en Senegal. Las mandare en Tanzania, en un pueblito llamado
Ituha, para un niño que se llama Amani, como mi hija.
Durante nuestro viaje por Africa lo conocimos, nos enamoramos de
el y su familia y quisimos seguir haciendo parte de su vida después de separarnos.
Así que llevamos 2 años ya apoyándolo en sus estudios y nos
comprometimos en apoyar a todos sus hermanos menores también Me
siento responsable en forma igual para los dos Amani de mi vida: nuestro
pequeño africano y mi hija, que tiene el honor de llevar su nombre. Soy una
buena madre para mi bebe solo en la medida en la cual puedo dar el mismo amor
incondicionado a todos los bebes del mundo.
Así que sepan que el dinero que me pagaran para mis cremas dará
otra vuelta al mundo, para llegar al continente-madre de donde mandaron la
manteca de karité. Van a pagar los estudios del Amani africano y van a contribuir al
nacimiento de un mundo solidario y lleno de amor.
Que hermosa iniciativa, dónde puedo ver las cremas?
ReplyDeleteHola :)
ReplyDeletelas puedes ver en la pagina de facebook: https://www.facebook.com/DeVueltaAlMundo?fref=ts
si no funciona el link, simplemente busca en fb: DeVueltaAlMundo
Un abrazo!